domingo, 21 de septiembre de 2008

Preguntas y respuestas sobre taijiquan (1)

Chen Weiming, uno de los primeros alumnos destacados de Yang Chengfu y él mismo gran promotor del taijiquan a través de la Asociación de Taijiquan Zhi Ruo que fundó en Shanghai en 1927, publicó en 1929 un libro titulado Taijiquan da wen (‘Preguntas y respuestas sobre taijiquan’). El pasaje del tiempo no le ha hecho perder nada de frescura ni de vigencia a este texto, en el cual Chen dice que las preguntas son las que se había ido haciendo él mismo, y las respuestas son lo que él recordaba que Yang Chengfu le había enseñado. Fuera de la China, sin embargo, no fue conocido hasta que Benjamin Pang Jeng Lo y Robert W Smith publicaron su traducción al inglés en 1985. Esta versión en castellano es de Eduardo Crawley, hasta ahora inédita.
Casi a la manera de un curso por correspondencia, iremos presentando Preguntas y respuestas sobre taijiquan por entregas periódicas. Hemos hecho una alteración al orden del texto de Chen: la parte dedicada a la historia y leyenda del taijiquan, primera en el libro original, ha sido corrida al final. Los subtítulos son nuestros.



Rutina y posturas

De principio a fin en taijiquan hay como 70 secuencias. ¿Fue así como lo enseñó Zhang Sanfeng [1] o ha sufrido cambios?

He oído decir que en alguna época el taijiquan se practicaba como secuencias aisladas, pero no sé cuándo se conectaron en una sola serie. Creo que probablemente haya sido Wang Zongyue, quien escribió el Taijiquan lun (‘Tratado sobre taijiquan’) y enumeró en sucesión las secuencias, por nombre, el que dio esta forma. Merece ser elogiado por ello, ya que de otro modo es probable que el taijiquan hubiese desaparecido. [2]

Quienes practican taijiquan en Beijing lo aprendieron de la familia Yang. ¿Por qué hay ligeras diferencias en la rutina?

Las rutinas podrán diferir ligeramente, pero los principios son los mismos. Supongo que hay dos causas de variaciones en la rutina. Primero, en el pasado la relación maestro-estudiante era muy estricta. El estudiante no se atrevía a hacer preguntas y a menudo los maestros no hacían demostraciones. Así resultaba difícil lograr la postura precisa. Segundo, aunque uno lograra la postura correcta, con el correr del tiempo su transmisión sufría cambios porque el carácter de cada practicante es diferente. Por lo tanto, si la enseñanza no era precisa o el estudiante no era asiduo, no se lograba lo genuino.

¿Cómo puede uno juzgar cuál es la postura correcta?

Debemos partir de las palabras de Wang Zongyue de que ‘el cuerpo debe estar erguido, estable y cómodo.’ Erguido quiere decir no inclinado. Cómodo quiere decir sin tensión ni fuerza. Además, he enumerado diez principios del taijiquan [3] que son fundamentales. Va en contra de los principios lo siguiente: que tu cabeza no esté suspendida y te inclines hacia un lado u otro; que extiendas tu pecho hacia afuera y te pares alzándote derecho hacia arriba; que la parte superior de tu torso esté pesada y la parte inferior esté ligera, y tus piernas estén en situación de doble peso, sin diferenciar claramente lo lleno de lo vacío; que gires con demasiada rapidez y tus brazos se muevan sin ton ni son; que tu paso sea demasiado corto y no gire tu cintura.

En suma, cuando tu cuerpo entero está erguido y cómodo, cumpliendo cada uno de los diez principios, tu postura será buena aún cuando no logres la perfección total.


Hay quienes dicen que tu paso no debe ser ni demasiado ancho ni demasiado largo, porque ello te quitaría agilidad.

Es cierto, pero cuando practicas, inicialmente debes dar un paso más grande. Por lo general, en cualquier postura una pierna está extendida y la otra está flexionada. Si tu pierna izquierda está extendida, la derecha estará flexionada. En la pierna flexionada la rodilla está alineada verticalmente con los dedos de los pies. Con ello logras una estabilización que le permite a la cintura relajarse para poder girar con facilidad.

Si tu paso es demasiado angosto y corto, el margen de giro de tu cintura será menor, y si el otro empuja con fuerza no tendrás espacio suficiente para neutralizarlo, y tendrás que retirar tu pie hacia atrás. Después de todo, si el espacio es demasiado estrecho, si dejarte margen para echarte atrás ¿qué otra cosa podrías hacer? Si tu paso es más ancho puedes rotar con mayor plenitud tu cintura y contrarrestarlo.

Hay quienes dicen que la postura no debe ser demasiado baja ¿Están en lo cierto?

Si tu postura es baja y tu paso más grande te resultará más fácil rotar tu cintura. Si tu postura es demasiado alta y tu paso demasiado pequeño, el margen de giro de tu cintura también será pequeño. La altura de tu postura se basa en tus dos piernas, una flexionada y la otra extendida, como es norma. Si te paras demasiado bajo, tu centro de gravedad se hundirá demasiado y no podrás desplazarte fácilmente hacia adelante ni separar lo vacío de lo lleno.

Dicen los Clásicos: ‘Busca primero lo abierto, luego lo cerrado.’ Si practicas con dedicación, después de un tiempo podrás determinar mejor la amplitud de tus pasos y los movimientos de manos y pies. Lo pequeño siempre deriva de lo grande, lo alto de lo bajo, lo compacto de lo suelto, lo quebrado de lo conectado. Observando este principio podrás controlar tu postura en cualquier situación, sea pequeña, alta, compacta o quebrada. De lo contrario, en un aprieto no podrás hacer los cambios apropiados y tus pies quedarán mal ubicados.

[1] Celebrado taoísta, creador legendario del taijiquan.
[2] La atribución de este texto a Wang Zongyue, cuya existencia está sólo difusamente documentada, es tradicional.
[3] En el libro Taijiquan shu; ver los Diez Puntos en el archivo de este blog para el 10 de julio de 2008.

No hay comentarios.: