domingo, 24 de enero de 2010

Las cinco energías del taijiquan

Este texto, atribuido a Wang Heng, ha sobrevivido entre mis papeles en forma de fotocopia de un viejo artículo publicado en inglés en una revista de artes marciales. Por desgracia en la fotocopia no constan ni el nombre de la revista ni la fecha de publicación, que estimo anterior a 1995 [1]. El artículo identifica a Wang Heng como profesor de la Universidad Tecnológica del Noreste, de Shenyang, y señala que el artículo fue escrito por él con la colaboración del profesor Edward Hutchinson de la Appalachian State University.





1 – Mian: suave ‘como seda’

A menudo decimos que para practicar taijiquan debemos movernos con suavidad y soltura. Esto, sin embargo, no refleja cabalmente el sentido de ‘energía [2] como seda’, que en el sentido más lato comprende las cualidades de parejo, sostenido, equilibrado, libre de constreñimiento, suave, ligero, no esforzado, suelto [3] y dúctil.

A lo largo de la rutina no debes subir o bajar de manera abrupta, sino con movimientos naturales y parejos. En términos generales debes mantener tu posición a un mismo nivel.

En la etapa inicial lo recomendable es adoptar la postura alta. Tras un tiempo de práctica puedes intentar la postura media. Para pasar a la postura baja debes haber adquirido suficiente destreza y aptitud física. Por lo general, las personas mayores de 40 años no practican en la postura baja.

Por parejo y sostenido se entiende que debes mantener un ritmo pausado de principio a fin, no ejecutar rápido un movimiento y lento otro.

Por supuesto, por ritmo pausado no debe entenderse ‘cuanto más lento, mejor’. Eso sólo llevaría a que los movimientos se volvieran lerdos. El ritmo debe ser determinado por las condiciones físicas de cada individuo. Aunque el taijiquan se practica en grupo al unísono, en esencia es una práctica individual.

Libre de constreñimiento significa que los movimientos no deben ser apretados ni tiesos, de manera que puedan ejercitarse a pleno todos los huesos, coyunturas, tendones y músculos. Al ejecutar un movimiento que requiera estiramiento, debes hacerlo con porte y mesura.

Ligero involucra emplear perceptividad en lugar de fuerza. Sólo si mantienes ligereza puedes lograr que tus movimientos sean suaves, no esforzados, y sueltos.

Ductilidad en taijiquan puede compararse con un hilo de seda, que es flexible a la vez que tenaz. Un movimiento será rígido sin ductilidad y flojo sin tenacidad. Después de haber practicado taijiquan en practicante sentirá los efectos de esta energía sedosa: cuerpo relajado y revigorizado, cálido y hasta sudoroso, pero sin la menor sensación de fatiga o cortedad de aliento.

[1] Este artículo expone con mayor detalle la misma fórmula que mi maestro, E.S. Koh, cita escuetamente, en un artículo de 1991, como enseñada por Dong Zengchen, y que Koh mismo transmitía.
[2] En este contexto, energía ha de interpretarse como la cualidad que el practicante le imprime al movimiento o exhibe en su práctica. Merece destacarse, además, que el sentido literal de mian es algodón. Wang parece unir aquí dos ideas de los textos clásicos del taijiquan: la de moverse como desenrollando seda, y la de ser externamente suave como algodón.
[3] La traducción más usual es relajado, pero entre nosotros esto tiende a connotar excesiva flojedad: soltura se aproxima más a lo que se busca.

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