lunes, 23 de junio de 2008

Puntos clave a observar en la práctica del Taijiquan

Texto anónimo, siguiendo la versión de Waysun Liao en T’ai Chi Classics (1990). Versión en castellano de Eduardo Crawley.


Relajar el cuello y suspender la cabeza de la coronilla.

La mirada debe orientarse y concentrarse en la dirección en que ha de fluir la energía.

Relajar el pecho y arquear la espalda.

Dejar caer los hombros y relajarlos; dejar caer los codos y relajarlos.

Las muñecas deben articularse cómodamente; las puntas de los dedos se extienden hacia afuera.

El cuerpo entero debe estar vertical y equilibrado.

El cóccix debe contraerse hacia adelante y arriba con la mente.

Relajar la cintura y las ingles.

Las rodillas deben estar entre relajadas y no relajadas.

La suela del pie debe hundirse y adherirse cómodamente al suelo.

Distinguir claramente lo sustancial de lo insustancial.

Cada parte del cuerpo debe estar conectada con todas las demás partes.

Lo interno y lo externo deben combinarse entre sí; la respiración debe ser natural.

Usar la mente, no la fuerza física.

La energía se adhiere a la columna y se hunde al Dantian[1], mientras circula por todo el cuerpo.

Mente y potencia interna deben conectarse entre sí.

Cada movimiento debe ser suave y conectado, sin irregularidad ni interrupción, y el cuerpo entero debe mantenerse cómodo.

La rutina no ha de ser ni demasiado rápida ni demasiado lenta.

La postura debe ser siempre proporcionada.

La verdadera aplicación del movimiento debe permanecer oculta, no ser obvia.

Descubrir la calma en la acción, y la acción en la calma.

Al principio el cuerpo ha de ser ligero; luego se hará ágil. Cuando ágil se moverá con libertad. Al moverse con libertad uno puede alterar la situación según haga falta.



[1] Área localizada en el abdomen, aproximadamente tres centímetros debajo del ombligo y centrada a mitad de camino entre la piel y la columna.

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